Tus pensamientos se convierten en acciones, tus acciones en hábitos, tus hábitos definen tu carácter y tu carácter es parte de lo que define tu destino.
Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza.
No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?