Un hombre desechado por los hombres, poseído por demonios, adicto, loco, un desecho humano, es transformado por el Poder del Amor de Dios. Cristo lo Salvó.
No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones.